domingo, 28 de enero de 2007

DE LAS CARTAS



a Reina María

Mis amigos no alcanzan
para tantas clasificaciones.

A lo sumo hay dos grupos:
aquellos de hace siglos
cuando encallaba el coronel [1]
repleto de luna a mitad de una charca,
y quienes cargaron por el tiempo de un gesto
mi vocación de hombre, que es reciente.

Dos bandos, pero mueren
en auténtico desorden,
como sólo a ellos se les puede permitir.

Todos,
a un lado derechos de antigüedad
y correspondencias más o menos truncas,
son regulares, malos
muy malos
y sobre todo tristes.

No obstante, tú sabes
que hay algunos difíciles, rebeldes,
ganados en combate desigual.
Son tan pocos que asustan.
Van conmigo en un puño
y no me atrevo a encasillarlos
porque cada cual es un círculo
y al menor intento de poner un espejo colectivo
corro el riesgo imperdonable de perderlos.

[1] coronel: (Cuba) Cometa de gran tamaño.

martes, 9 de enero de 2007

AGRADABLE:

— es que un desconocido soporte el reto de tus ojos
y haga fiestas y castillos de melaza
para abreviar el peso de la Estación tardía.
— es que alguien adivine tus puertas, las abra
y brinque el muro
con un pañuelo lechoso haciendo tórtolas.
— es morirse por alcanzar la casa
seis meses después de haber entrado
a la última mujer.
— eres tú, sencillamente,
que te vas primero
que olvidas algo extraño
en mi mano de amar,
tú que preguntas qué significa la palabra
y te la llevas toda,
tú que puedes aún con la promesa
de volvernos a ver.