De modo que
soy libre.
Con derecho a
la cruz,
al sueño en
efectivo,
a las tijeras.
Con derecho a
los piojos,
a publicarme
en serie,
a hurgarme la
nariz.
Libre, como
oración de ciego:
con arreglo a
silencios y a bemoles.
Me puedo hacer
a un lado,
imaginarme el
ojal de la grupera,
o
zumo de limón
o
lirio cobra.
Soy libre. O
al menos eso dicen.
El gavilán de
mi espada entró en la noche
y el bestiario
y las fieras
y la lombriz
de tierra:
el aire y el
polvo me poseen.
Aire de fiesta
que termina o de velorio,
polvo de
pájaros al levantar la caza.
(De "Caballo corrido"; Rio de Janeiro, Brasil - 2005)
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